Si tienes en mente abrir un nuevo negocio o ampliar tus productos o servicios, debes saber que existe una manera de obtener ideas y prototipos, manteniendo en primer plano a tu público objetivo. Design Thinking es la clave para hallar la mejor solución para tu marca o negocio.
¿Qué es y para qué sirve?
Design Thinking es una metodología de generación de ideas, pensada para crear un nuevo producto o servicio que solucione una problemática o necesidad real en los clientes.
El punto clave es el enfoque: el desarrollo se encara desde el punto de vista del diseño. Es decir, se piensa como un diseñador de producto para conocer un problema y encontrar una solución que demanda el mercado.
La principal ventaja es la creación de soluciones en muy poco tiempo, ya que se prioriza realizar una profunda investigación de los usuarios.
En suma, la metodología Design Thinking se caracteriza por considerar tres cuestiones bien distintas, pero relacionadas: resolver problemas de los usuarios, generar soluciones tecnológicamente factibles y apostar por un modelo de negocio viable.
¿En qué consiste el proceso?
Esta metodología conlleva un proceso iterativo, dividido en cinco fases que respetan los siguientes pilares:
- Buscar la innovación, centrándose en las personas.
- Observar de forma empática, buscando descubrir necesidades concretas. Es decir, colocarse en el lugar del usuario y ver cuál es su deseo.
- Probar las soluciones para ajustarlas adecuadamente.
- Involucrar al cliente en todo el proceso.
A partir de estos pilares, podemos mencionar las siguientes fases:
1. Empatizar
Aquí la idea es ponerse en la piel del usuario y, solidarizándose con él, entender los problemas reales a los que se enfrenta. Para lograr esto, existen numerosas maneras y/o herramientas, a saber el “customer journey map”, que marca los pasos que un cliente realiza desde el principio al fin.
2. Definir el problema
Utiliza la concreción: de lo observado, quédate con lo que te sirve para resolver un problema real. Define una problemática en concreto, harás luego un producto o servicio que la resuelva. Es importante encontrar un patrón que se repita, clave para conseguir el foco que la metodología requiere.
3. Idear la solución
Tu objetivo debe ser pensar cuál es la mejor solución para el cliente, buscar posibles soluciones que sean innovadoras. Piensa “out of the box”, el brainstorming es una buena técnica para esta etapa.
4. Prototipar
Este es el momento de crear un modelo básico para probar la primera versión de la solución. La intención es saber qué necesitas descartar y con qué deberías quedarte. Construye un modelo tangible para verificar si tu idea funciona y resuelve el problema. Invierte el menor tiempo posible; como han dicho más de una vez, equivócate y hazlo rápido.
5. Testear
Por último, testea el prototipo con el cliente. Analiza el feedback que pueda darte para poder mejorar y lograr una solución a la medida del cliente. El objetivo es definir si te quedas con lo creado o lo descartas y empiezas de nuevo. La clave está en las iteraciones.
El Design Thinking tiene sentido si consigues realizar las 5 etapas, al menos una vez. Si es necesario, retrocede a cualquier nivel y sigue iterando hasta dar con el mejor producto o servicio para el consumidor final. Recuerda que grandes como Apple, Airbnb y Amazon han usado esta técnica para mejorar sus negocios. Si necesitas colaboración, no dudes en contactarnos.