Vivimos tiempos de cambio, y la manera de afrontarlo es lo que marcará la diferencia. Este año hemos sido conscientes de nuestras fortalezas, pero, sobre todo, de nuestras debilidades, de las que aprendemos cada día.
El comercio electrónico y los grandes marketplaces tienen su función; aunque, como hemos podido comprobar, cuando los engranajes fallan y aquello que damos por supuesto, como la logística invisible que alimenta nuestros mercados centrales, se interrumpe, volvemos a lo básico, al comercio de proximidad, igual, pero diferente.
La democratización del acceso a Internet y a las herramientas sociales ha generado la base sobre la que construir la siguiente evolución, como en su día lo hicieron la máquina de vapor e Internet, entre otros.
Estamos en una era de cambios: cambian los tiempos, los medios y las necesidades.
Hoy queremos algo y lo queremos ya. Como la saturación de datos dificulta la obtención de información fiable, nos basamos en las recomendaciones de nuestros iguales, que son en quienes al final confiamos.
El futuro es hoy, y las herramientas nos llegan directamente a nuestros dispositivos móviles.
Todos los años se repiten las mismas noticias, en especial sobre las reivindicaciones de nuestros agricultores que, cansados de que se les pague una miseria por su trabajo y esfuerzo, ponen en cuestión su modo de vida. Por lo general, desde el agricultor hasta el consumidor, el producto salta un promedio de 5 veces, con los costes logísticos asociados que esto conlleva.
Por su parte, los consumidores quieren cada vez más productos sostenibles y ecológicos.
Gracias a la tecnología, podemos hacer que unos y otros se encuentren en un punto intermedio, junto a los operadores logísticos regionales que acortarán la cadena de suministro, con el consiguiente beneficio para ambas partes, agrupando oferta y demanda.
En los últimos tiempos, la logística de última milla se ha transformado. Los consumidores son cada vez más exigentes con el servicio y, sobre todo, con la información permanente.
Hay grandes jugadores recién llegados para quedarse, que cubren las necesidades de aquellos que no tienen medios propios para hacer entregas cercanas; sin duda, esta fórmula es ganadora y, aunque le quedan interacciones evolutivas, se encuentra en la senda correcta.
Si conseguimos reunir en una misma plataforma a productores, consumidores y operadores logísticos, y les aportamos una herramienta que permita vender y comprar, de una forma cercana, confiable y sostenible, a unos precios justos, tendremos una oferta ganadora.
Los grandes ya han tomado nota. Las plataformas, como Alibaba o Amazon con su reciente “fresh”, están tratando de adaptar su modelo a este nuevo paradigma.
¿Reaccionarán los mercados para poner a disposición herramientas y aunar conciencias?
Hasta el próximo hecho histórico.